El Renacimiento cultural y político en Cataluña y otros nacionalismos periféricos en España
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El Renacimiento
El Rinascimento cultural y literario: una nueva cultura popular catalana
El Rinascimento, un movimiento cultural y literario que buscó revivir la lengua y los signos de la identidad catalana, jugó un papel muy importante en la recuperación de la lengua y la cultura catalana, dominada por el castellano en las áreas literaria y oficial desde 1714.
La persistencia de la identidad catalana
A principios del siglo XIX, un siglo después de la promulgación del Decreto de Nueva Planta, que había derogado la estructura político-administrativa de la antigua Corona de Aragón, Cataluña se resistía al proceso de centralización administrativa y al intento de identificación con las leyes y la lengua de Castilla.
Como resultado de dicha política, a principios del siglo XIX el catalán había prácticamente desaparecido como lengua administrativa y de la cultura.
Pero a pesar de este retroceso, el catalán continuó vivo como lengua de uso cotidiano de la mayoría de la población.
Además, a pesar de la tendencia uniformizadora del Estado, la sociedad catalana conservó no solo la lengua sino también sus costumbres y tradiciones, sobre todo su modo de vida, representado por una forma específica de organización familiar y laboral, de mentalidad y de desarrollo económico.
El Rinascimento literario y cultural
Se inició una campaña de recuperación del catalán como lengua literaria, que culminó en 1859 con la restauración de los Juegos Florales.
El objetivo del certamen era premiar poesías escritas en catalán antiguo (provenzal o lemosín) y pronto se convirtió en un auténtico acto cívico.
Pero la Renaixença no se limitó a una reivindicación a favor del catalán, sino que implicó también una búsqueda de las raíces de la identidad catalana.
El renacimiento popular
Se desarrolló un movimiento cultural de carácter popular que reivindicaba el uso del catalán "hablado" y que contaba con una tradición de literatura y de un teatro popular, que trataba temas propios.
Los inicios de la política catalana
Federalismo
Desde la década de 1840, en un contexto de luchas políticas y sociales, se inició el federalismo de la mano del republicanismo con Abdón Terradas como primer referente.
Valentí Almirall y el Centre Català
Valentí Almirall fue una figura clave en la definición del catalanismo político, es decir, la transformación del movimiento cultural catalanista en doctrinas y partidos que pretendían intervenir en la vida pública.
Lo hizo desde una perspectiva de izquierdas y progresista: fundó el primer diario escrito íntegramente en catalán, el Diari Català (1879), y sistematizó la doctrina política del catalanismo en su libro Lo Catalanisme (1886).
El fracaso del proyecto de Almirall
El proyecto de Almirall de crear una interorganización que aglutinara a todas las corrientes del catalanismo y se convirtiera en una fuerza política capaz de intervenir en las elecciones resultó irrealizable.
Por un lado, el catalanismo de Almirall era demasiado republicano para atraer a amplios sectores de la burguesía catalana, que se encontraba en la órbita de los partidos dinásticos monárquicos. Por otro lado, el proyecto de Almirall, que ponía énfasis tanto en el contenido social del movimiento como en el republicanismo federal, no fue capaz de atraer a las bases catalanistas.
Las diferencias ideológicas de algunos miembros del Centre Català llevaron a la ruptura interna del movimiento y a la desaparición del Centre Català.
La Lliga de Catalunya y el Memorial de Greuges
Se fundó una nueva organización, la Lliga de Catalunya (1887). La nueva organización tenía un planteamiento más conservador que el de Almirall, por lo que sintonizaba mejor con una burguesía cada vez más descontenta con la política dinástica.
Una de sus primeras iniciativas fue el Memorial de Greuges a la reina regente María Cristina (1888), que contenía un programa de reivindicaciones regionalistas, y la campaña contra el proyecto de Código Civil que se debatía en las Cortes españolas (1889).
Finalmente, el gobierno aceptó modificar la redacción del Código Civil, y este hecho se presentó como "la primera victoria del catalanismo".
El impacto del 98 en Cataluña
La catástrofe de 1898 tuvo un potente impacto económico y militar, pero también en Cataluña supuso cambios políticos que significaron el nacimiento de la vida política catalana.
La situación del 98 favoreció la consolidación de una nueva generación de intelectuales y activistas partidarios de un nuevo programa político y de la creación de un partido para presentarse a las elecciones como estrategia para conseguir la autonomía.
Criticaban el funcionamiento de los partidos dinásticos, especialmente la corrupción, y pedían reformas electorales y políticas sociales.
Otros nacionalismos periféricos
El galleguismo
La sociedad gallega era mayoritariamente rural. La aparición del galleguismo fue mucho más tardía que en Cataluña y el País Vasco, a pesar de que la sociedad gallega era mucho más homogénea y que la lengua y las tradiciones culturales se habían mantenido muy arraigadas en el seno de la sociedad campesina.
El valencianismo, el andalucismo y el aragonesismo
El valencianismo, que había nacido como un movimiento cultural de reivindicación de la lengua y la cultura valencianas, tuvo en Constantí Llombart y Teodor Llorente a sus principales representantes.
Más tarde, el valencianismo político se inició con la creación de la organización València Nova (1904), que promovió la celebración de la Primera Asamblea Regionalista Valenciana.
El aragonesismo tuvo sus orígenes en la segunda mitad del siglo XIX con la acción de una burguesía emergente que lideró la defensa del derecho foral y la recuperación del patrimonio cultural aragonés, difundiendo un mito romántico de los orígenes del reino y sus instituciones medievales.